Diario de un suicida I.

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Día uno: Al filo de la navaja.

Como todos los días sonó el despertador a las 6:45 am. Lo apagué. Me quedé en cama un rato más, 30 minutos para ser exacto. Me despabilé y me levanté para ir a prender el boiler. Mientras se calentaba fui por la navaja para afeitarme y por la chaira para afilarla.

Comencé a sacarle filo a la navaja. Volteé al espejo. Me miré. Me detuve para observar mi rostro; continuaba afilando la navaja. La hoja de afeitar quedó lista, con el filo necesario para la tarea.

Inicié la afeitada. La navaja es blanda, tersa. Mi mirada se encontró con la del espejo. Se detuvo la mano que mecía la navaja y me pregunté ¿quién soy? Pronuncié mi nombre completo. Y a partir de ese momento se inició un interrogatorio, el cual me condujo a tratar de averiguar quién soy en realidad. Mi mente se estanco en un vago pensamiento: el suicidio. Comencé a plantearme qué pasaría si dejaba de existir, si me moría. Lo que me llevó a pensar en mi existencia. Me plantee la cuestión de cuánto ruido tengo que hacer para existir, qué tan alto debo de hablar, qué tanto tengo que escribir, cuántas personas me necesitan observar para constatar mi existir, cuántas personas tengo y me tienen que tocar para constatarlo, cuántos oídos y cuántas voces me tienen que escuchar, quién detecta mi aroma, quién percibe mi cuerpo, cómo sé que existo, muriéndome ¿quizá? Cuando se detuvo mi mano cayó la navaja, escuché un grito y cerré los ojos. De pronto escuche la sirena. No sabía si era de ambulancia o de patrulla. Escuchaba voces que murmuraban mientras mi mente viajaba velozmente hacia el pasado: toda mi vida en un segundo.

Primer recuerdo.

Lo recuerdos estaban desfasados. No llevaban un orden cronológico, fura éste, de atrás hacia delante o viceversa. Comencé recordando el día en que mi madre murió: 11 de febrero del 2003, a las 22:15. Terminé de bañarla, después de haber llegado de un día de trabajo largo. Ella estaba en etapa terminal. Estábamos esperando, mi padre y yo, el momento en que la muerte se apera de la vida para llevarse a mi madre. Mientras la vestía ella se mostraba inquieta. Volteó a ver el Cristo que tenía colgado en la pared, uno que estuvo colgado allí desde que tengo uso de razón. Lo miró y en seguida partió. Corrí a notificarle a mi padre del deceso de mi madre. Él estaba viendo la tele. Regresé al lado de ella, mi padre me siguió. Terminé de vestirla. Comenzamos a llamar a los familiares para darles la mala noticia y a hacer toda la parafernalia para velarla e incinerarla. Ella, en vida, así lo requirió.

Era la primera vez que veía un muerto, o muerta, un cadáver. Lo que me llevó a recordar que no quise asistir al velorio del vecino del departamento cuatro, el que vivía, justo, arriba de mi apartamiento; al igual que tampoco asistí al del abogado, compadre de mi papá, el del Licenciado que llevó el caso de mi padre, el que comprobó su inocencia cuando lo acusaron de robo de la institución de la cual era dependiente, una de renombre, y altruista, que hay, y considero única, en el país. El caso es que no me presenté en dichos eventos por miedo, por no ver a la muerte. La tuve que conocer cuando, sin ser invitada, vino por mi madre.

Fue, entonces, cuando en tan sólo unos segundos recordé todos los momentos que viví con mi madre.

A este recuerdo le sucedió otro, pero fue de la infancia.

Yo seguía con los ojos cerrados. Todo lo que pasaba por mi mente eran recuerdos. Trataba de reconocer las voces, algunas me eran familiares, otras las desconocía. Me sentía perdido en el tiempo, como si éste se hubiera atrasado o detenido. No lo sé. Sólo escucho voces.

6 comentarios

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6 Respuestas a “Diario de un suicida I.

  1. Primera vez que te doy lectura y sabes me has dejado pegada a tu historia y aun cuando no tengo un comentario o palabras para escribirte sabes lo que siento, y lo que me dejas como sentimiento..
    Solo atiendo mi querido amigo a unas ganas enormes de abrazarte muy fuerte..
    las fechas, los aniversarios siempre dan un monton de recuerdos y nos resumen la vida pasandonos un monton de sentimientos frente a nosotros, y siempre terminamos perdiendonos por algun rato en ellos.. Para bien o para mal, son un fundamento, y tienen su clave para salir con mas fuerzas hacia delante..
    Un beso

  2. Voy a estar pendiente de esta Continuacion..
    Besos ya relajados…

  3. A Frega’o… ya me cambiaste de Imagen.. algo hiciste..mmm se ve muy bien.. como siempre..
    Muñeco, querido amigo.. solo pase a saludarte, aun cuando ya esta por terminar el dia, solo quiero que sepas que me acorde de ti, y espero tu dias sea muy bueno y tenga un buen final..
    Te dejo mis saludos, un enorme abrazo y un beso con sabor de chocolate..
    » a ver si cupido me dejo un chocolate contigo… ya seran varios,.. me los guardas»»..
    besos mi querido amigo..

  4. Me a encantado la historia, dudas existenciales, suicidio, un espejo y una navaja afilada… me encanta

    Sera cierto eso de que cuando vas a morir o antes de morir pasa tu vida por delante de tus ojos? quien sabe

    un saludo 😉

    sublime texto

  5. cacique

    No hay duda quien escribe de esto, es por que de esto quiere hablar, y comunicar es hacerse sentir vivo, tras el desorden de ideas alguna se escapa, preferiblemente la muerte subita sin respuestas, un accicdente, una oportunidad del ultimo susiro pero a peticion divina, sin embargo la culpabilidad del hecho quiere ser depositada en otros. tal vez los ecepticos tenga mas usertes de aquellos que no los son. algunos tendran motivos de vida, otros motivos de inconformidad existencial, pero todos tienen un motivo. desde mi lucha por la vida siempre he encontrado un momento para mi reflexion, pasan los años y vuelve a atacarme ese sentimiento de inconformidad, de que todo ya lo he vivido, de ue todos ya han pasado y que todo lo que tienes ya lo has disfrutado que ya es la hora. pero en tono muy sadico suspiro y dejo la decision fuera de mi, y no pasa nada.

    Cada dia que pasa es un no se por que existes, es un legado abierto a la conciencia es tu responsabilidad de cultivar otra expectativa…. y si no llega debes inventarla entonces sobre vives a tus propios desfios internos. un confilcto personal que no muere. y que siempre toca en silencio, en especial cunado lo estimlas con quimicos o sustancias no prescritas.

    atte cacique

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